MOSCÚ, Rusia.- La Cancillería de Rusia convocó al embajador argentino en Moscú, Enrique Ignacio Ferrer Vieyra, para pedirle explicaciones sobre las declaraciones que hizo días atrás la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quien acusó a la inteligencia rusa de participar en una grabación en la Casa Rosada, en medio del escándalo por corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis).

Este cortocircuito diplomático se desencadena luego de que, la semana pasada, Bullrich dijo al medio LN+ que detrás de la filtración de audios atribuidos a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y los del ex titular de la Andis, Diego Spagnuolo, sobre presuntas coimas pedidas por la hermana del Presidente y Eduardo “Lule” Menem, había una intromisión de agentes rusos y venezolanos, una declaración rechazada en primer lugar por la embajada rusa en Buenos Aires.

En esa misma entrevista, Bullrich afirmó que la filtración de audios era parte de un complot tramado por el kirchnerismo con influencia rusa, venezolana, boliviana y de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

La ministra calificó entonces a esas filtraciones como una “impresionante maniobra de inteligencia”, aunque también restó verosimilitud a sus propias afirmaciones sobre un complot internacional al indicar que la grabación “la pudo hacer cualquiera”. Ese mismo día, el gobierno consiguió una cautelar para evitar la difusión de nuevos audios.

Al día siguiente, la Embajada de Rusia desmintió a la ministra de Seguridad. En una declaración pública dijo que las acusaciones eran “infundadas y falsas” y advirtió que “el deseo de ver ‘espías rusos’ en cada esquina es irracional y destructivo”, en un mensaje dirigido al Gobierno de Javier Milei, que meses atrás denunció la existencia de un supuesto grupo de ciudadanos rusos operando en Buenos Aires para favorecer los intereses geopolíticos de Moscú.

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Por otro lado, en una denuncia penal que presentó sobre la supuesta filtración, Bullrich citaba al espionaje ruso a través de “campañas de información, desinformación e influencia contra el Estado argentino”, donde mencionaba nombres de ciudadanos rusos y los vinculaba con el reciente escándalo de corrupción. El objetivo era supuestamente influir en organizaciones civiles argentinas para alinearse con los intereses rusos, según la ministra.

La denuncia, que no fue retirada, describe el episodio -la filtración de los audios- como “una maniobra golpista” destinada a influir en la opinión pública y generar alarma social, justo en el tramo más álgido del ciclo electoral, en vísperas de las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires y con la mirada puesta en los próximos comicios nacionales. En el texto presentado por el representante legal del Ministerio, Fernando Soto, ante el Juzgado Federal N.º 10 a cargo de Julián Ercolini. el gobierno sostiene que el objetivo de la filtración es “desestabilizar los principales indicadores de la política económica y, de ese modo, influenciar el proceso electoral”. Además, el Ministerio de Seguridad a cargo de Bullrich encuadra la filtración como “un ataque a una de las principales figuras del Gobierno Nacional, mediante una burda operación de inteligencia no institucional, prohibida por la Ley 25.520”.

Ayer, una semana después, el gobierno de Rusia dio un paso más allá y convocó al embajador de Argentina en Moscú, para informarle que Rusia “rechaza firmemente las acusaciones” de Bullrich, ya que las considera “infundadas” en tanto que “no tienen pruebas”, precisó el Ministerio de Exteriores ruso en un comunicado.

Asistencia legal recíproca

En la convocatoria, “se señaló la existencia del Tratado entre Rusia y Argentina de asistencia legal recíproca en materia penal, que establece un procedimiento para la interacción correspondiente de las estructuras competentes de los dos países”, indicó el comunicado, que advierte que las declaraciones de Bullrich “no ayudan a mantener relaciones constructivas de amistad que existen” entre ambas naciones.

Moscú “lamenta que Buenos Aires no esté dispuesto a avanzar en el camino de su desarrollo progresivo”, agrega el comunicado, que concluye con una convocatoria a la diplomacia argentina para que brinde “una explicación detallada” de las “inaceptables declaraciones” de la ministra “lo antes posible”.

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“El deseo de ver ‘espías rusos’ en cada esquina es irracional y destructivo”, dice el comunicado de la embajada rusa en la Argentina, que tachaba de “falsas e infundadas” las declaraciones de la ministra.

“Lamentamos observar que en el contexto de otro escándalo político interno de gran repercusión mediática nuestro país vuelve a ser mencionado de forma negativa”, señala el comunicado.

Además, vuelve a sostener que “no se han aportado pruebas” respecto a las versiones de que hubo una escucha de parte de servicios de inteligencia rusos para “desestabilizar al Gobierno”. “Rechazamos categóricamente estas acusaciones, considerándolas infundadas y falsas”, sumaba.